domingo, 30 de noviembre de 2014

Sólo Miradas

Y ahí estábamos los dos, mirándonos directamente a los ojos, sin más nada que decir y con ganas de estar más cerca de lo que estábamos ese día. Esas miradas ya se conocían, de veces anteriores, sólo que en aquellos momentos ambos estaban distraídos. Ni se imaginaban que uno se fijaba en el otro. Aquellas miradas eran sólo un suspiro y un anhelo. Un anhelo de por lo menos poder saber sus nombres. Ninguno se animaba a preguntar, ninguno se animaba  a dar el primer paso, decir la primer palabra, dirigida directamente, impulsado por ese deseo de saber por lo menos algo, de saber por lo menos un nombre, para poder soñar si quiera decirse al oído, susurrando, sólo sus nombres.
Ahí estábamos, nos mirábamos y no había más nada. Todo transcurría en cámara lenta. Su parpadeo era más lento de lo usual y el mío también. Se perdía en mis ojos y yo en los suyos. Ese momento parecía eterno aunque sólo duraba unos segundos.
Esa mirada bastaba para sobrevivir una semana más. En ese momento era mi platónico. En ese momento todo era perfecto. No nos conocíamos, no habíamos cruzado si quiera una palabra, pero esa mirada era suficiente y todo era perfecto. Yo soñaba seguido con esa mira y con el día en que habláramos.
Y así pasamos meses, con esas miradas que lo decían todo pero con bocas que no hablaban nada, nada más allá de lo que tenían que hablar. Miradas que se repetían más seguido, miradas que en las últimas veces iban acompañadas con sonrisas disimuladas. Miradas y más miradas, que por mucho tiempo sólo fueron eso. El y yo sólo intercambiábamos miradas.
Y es en este momento que pienso para que escribo esta historia si no se la puedo mostrar a nadie, porque sería muy evidente, soy muy evidente y no puedo pensar y ni puedo imaginar si él si quiera se fija en mí. Y el  romanticismo y ese afecto, ese cariño están agonizando y temo que necesite dejar de verlo. Todo iba bien, pero he vuelto a caer y ahora si estoy perdido y no sé qué hacer. Sé que no quiero perderlo, pero pienso que tengo que dejar de verlo.
Quiero tener alguien por quien suspirar y sin tener que hablarle y que  todo por un instante sea perfecto.

Y hoy leo esto y todo cambió, pasaron muchas cosas en el medio. Todavía no sabemos qué va a pasar pero lo que sé es que hice bien en no alejarme de él.

Y vuelvo a releer y todo ha vuelto a cambiar, seguimos mirándonos, con otras intenciones. Ya pasaron muchas cosas, pasaron momentos que son recuerdos y nos reímos juntos de todo eso. Las miradas son las mismas, las intenciones ya son otras. Nunca fue nada serio, fueron solo miradas. Esas que hoy, cuando se cruzan, revelan historias y dibujan sonrisas.