domingo, 25 de enero de 2015

La frase más poderosa: yo deseo - "En el bosque (Into the Woods)"


Esto debería ser un poético golpe de realidad, y tal vez, una crítica,  a la película recién estrenada de Disney, En el Bosque (Into the Woods). Más es, a mi entender, una inteligente autocrítica a los cuentos de hadas que conocemos.
La magia y las historias se entrecruzan en casi dos horas de película, para nada despreciables. Apta para niños y grandes. Los más pequeños obtienen todas esas historias en una sola película, y así también, los grandes que crecimos con las mismas, obtenemos junto a ellos, una lección de cómo en realidad esos cuentos, esas historias son verídicamente aplicables a nuestro presente.
En el bosque, todo lo importante de la película transcurre en el bosque, como es de esperarse. Excelentes actuaciones de un gran grupo de artistas liderados por Meryl Streep, cuentan a través de canciones todo eso que ya sabíamos, pero van un poco más allá de lo que siempre nos mostraron o quisimos creer.
Esta fantástica creación junta clásicos como Caperucita roja, Cenicienta, Jack y las judías mágicas ( frijoles mágicos), Rapunzel y lo nuevo radica en la historia de un panadero y su esposa, en su deseo por ser padres, ellos serán los encargados de reunir a todos los personajes de estos cuentos de hadas.


SPOILER ALERT: Es aquí donde debes parar de leer si quieres ver la película, es más te invito a que la veas y luego termines de leer esto de lo contrario estoy a punto de contarte según mis ojos y percepciones lo que son estos ciento veinte minutos para un hermoso plan de cine sino sabes qué hacer con este verano.


Seguiste leyendo, esta bien. Puedes leer y luego mirar la película, sabiendo que es lo que sucederá. Aun así las percepciones que deje la película en vos son únicas y cada uno debería experimentarlas.
Había una vez… como todo cuento de hadas, y esta cinta cinematográfica no sería la excepción,  comienza con esas palabras. Desde su primer suspiro Anna Kendrick (Cenicienta) comienza cantando y diciendo la frase más significativa y repetida, sin llegar al cansancio del espectador, “yo deseo”.  
Le siguen a ella, Daniel Huttlestone (Jack), James Corden (el panadero), Emily Blunt (la esposa del panadero), y minutos más adelante Lilla Crawford (caperucita roja), todos expresando sus deseos por los cuales lucharan para alcanzarlos.
Y es aquí donde la historia realmente comienza, con la aparición de Meryl Streep, dando una travesía al panadero y su esposa para terminar con una maldición, y que ellos finalmente puedan ser padres, como han expresado en sus deseos.  


Entonces, los actos se suceden con gracia, comicidad y espíritu aventurero, entre canciones y diálogos que riman a la perfección. Nos cuentan las historias que ya conocemos, de una forma innovadora que atrapa a cada instante, más si te  gustan los musicales.
Encuentros y desencuentros, paso a paso, van desarrollando todas las historias, cruzándose unas con otras.




La primera en resolverse es caperucita roja, con la especial actuación de Johnny Depp como El Lobo, un excelente disfraz que veremos seguramente en la fiesta de disfraces en su edición 2015, la más grande  de latinoamérica (como dato al pasar), que se realiza en la ciudad de Paraná, capital de Entre Ríos, desde hace ya varios años.
Johnny, participa sólo unos minutos en la película, interpretación justa y como nos tiene acostumbrados con la diversidad de personajes que ha hecho, y con todos sus tick que nos hacen dar cuenta de que es él, es Johnny Depp.


Todas las demás historias siguen su rumbo, también así lo hace caperucita, ya que su historia terminó, pero su protagonista sigue más allá de la feliz conclusión que todos conocemos.
Hay muchos detalles que dejo pasar, aún leyendo ésto, deberás ver la película, quedan muchas cosas sueltas por entender.
Finalmente todo concluye como lo esperábamos. las sonrisas de los asistentes era de para en par, ya se aprontan para levantarse, ir a comer y seguir con sus vidas.



Rob Marshall, director y productor de este film, hizo de ésta una gran historia; y es así porque cuando todo concluye para nosotros, recién comienza para esta nueva historia.
Algo terrible sucede cuando todos ya eran felices,  el espectador y los protagonistas habían cumplido todos sus deseos.
El giro en la trama de las historias es lo que la hace significativa, nos da esa sensación de realidad. “Viste, no existen cuentos de hadas con finales felices”, dijo alguien pesimista, y yo me pregunte que hacia viendo una película, este tal desubicado, de Disney junto a casi un centenar de soñadores en el cine.


Todo lo que conocemos no era tal, nuestros cuentos estaban patas para arriba, nuestra infancia destruida en un abrir y cerrar de ojos, en un “me acomodo los anteojos 3D”, en un “relojeo el celular de mi pareja”.
Que cruel la vida, porque lo de la pareja lo vi de unos de al lado; y que cruel este director, por hacernos emocionarnos de esta forma.



El panadero sólo tenía a su hijo, Jack se tenia así mismo, igual que Caperucita y Cenicienta se había dado cuenta de cómo era el príncipe azul.
Y como romántico he de resaltar lo de cenicienta. Ella y su príncipe azul, conocemos a ambos, o eso creíamos. Se aman, pero él no sabe ser fiel, no sabe amar realmente.

Él dice: “Pensé que si eras mía, no desearía más”, ella responde: “ Si así te comportas como príncipe, como serás cuando seas rey”, a lo que él termina diciendo: “Fui criado para ser encantador, no sincero”.
Inteligente pero dolida  lo deja ir, porque eso es lo que ahora desea. 
La casa de su padre fue su peor infancia, la vida con un príncipe es todo un sueño, pero ella se dio cuenta que quería algo que esté en el medio de esas dos cosas.
Ambos se juran amor eterno, lo que no quiere decir que tienen que seguir juntos, porque aunque haya  amor, ambos quieren vidas diferentes, y es mejor dejarse ir por sus propios caminos antes de matar ese amor, y que ese sea el mejor recuerdo entre ambos, pero nada más.  


He aquí el real momento crítico, el real momento épico. Necesitaban resolver el destino de todos los personajes, ahora de una forma más cercana a la realidad, con magia por supuesto, es Disney. Pero más importante con la valentía, el coraje y la decisión de cada uno de ellos.
Ellos pueden conseguir su verdadero nuevo comienzo.




“Cuidado con lo que deseas. Los deseos son niños. Cuidado con el camino que tomas, los deseos se hacen realidad. No te hacen libre. Cuidado con los hechizos que lanzas, no lo hagas con niños. Algunas veces una historia resulta, como has podido ver.  Y puede volverse contra ti. Cuidado el giro que tomas. Ese es el hechizo.”







El mensaje de la película es muy bueno, prometedor para la nueva generación, y aclarador para aquellos que llevan al cine a los más chicos.
Cuidado con lo que deseas, porque si lo haces con todas tus ganas, se cumplirá. Y también se puede volver en tu contra.
Nuestras intenciones son nuestro hechizo, y ellas muchas veces se vuelven realidad. Lo bueno y lo malo, muchas o casi todas las veces, lo atraemos hacia nosotros. Así es como funciona la magia, nosotros la usamos, la manejamos, bien o mal. Sin darnos cuenta creamos nuestro presente y futuro.


En los últimos minutos Emily Blunt hace reaccionar a su miedoso esposo con su hijo en brazos, desesperado por no saber qué hacer, porque cree que se encuentra sólo, cree no estar preparado o ser dichoso de ser un buen padre.
Ella le dice que sea padre y madre, que él sabrá qué hacer. Él  repite que se encuentra sólo.


“Algunas veces la gente te deja, a medio camino, en medio del bosque. No te apenes por eso, nadie se va para bien. No estás solo. Nadie está solo.” Esperanzadoras palabras de una madre para un padre que ha quedado sin su esposa, y muchos en la sala sintieron que esa es su historia, que esa situación les tocó vivir, y en lo más profundo saben que estaban igual o peor que el panadero.




En el final, una hermosa imagen encuentra a los personajes en el comienzo de lo que será un mito y una película que cambiará, espero, la forma de pensar la vida, la percepción de la realidad, por generaciones.
No es una película más, es una reflexión para padres y chicos, los pequeños también comprenden ciertas cosas, no hay que subestimarlos. Toda película de Disney tiene un mensaje implícito, pero en ésta está de más explicitar.

Espero te sirva la liviandad de estas líneas, que no fueron para promocionar nada, fueron para resaltar el gran mensaje que nos dejan estas historias hechas como La Película que deberías ver y re-ver, que te hace pensar, que te hace despertar.   


jueves, 22 de enero de 2015

El último viaje


Manejaba, intentaba mirar al frente pero no podía dejar de mirarlo, porque si había algo que había aprendido a apreciar cada momento, y tal vez por eso era que todos los momentos que la pasaban juntos duraban muy poco, y en las últimas veces parecía siempre un colgado con el presente, sólo le pasaba cuando estaban juntos.
Recordaba aquel día que salieron sin pensarlo, con rumbo pero sin importar la hora, el día, la distancia o el viaje en sí. Muchas veces hicieron cosas como esas.
Escapaban ambos de sus vidas, porque cuando estaban juntos no existía otra cosa que su momento. Y para eso servían, para pasarla bien por momentos, reír a carcajadas, divertirse mucho, nunca ponerse serios. Las pocas veces que se pusieron serios no llegaron a ningún lado, perdieron el momento, y tal vez terminaron tristes y llorando.
Dos años habían pasado desde que se conocieron por cosas del destino, una noche donde ninguno de los dos estaba solo, pero se encontraron y dijeron lo contrario, se proclamaron almas libres, sin tener que rendir cuentas a nadie.
Uno de ellos, el que disfruta de los momentos, sabía siempre, que tal vez cuando se vieran sería la última vez, por eso tan profundamente se perdía y fundía con el presente cada vez que estaban y los relojes corrían carrera para ver quién llegaba más rápido a la madrugada.
Cada momento fue perfecto, fue un viaje extraordinario, con muchas ilusiones, muchas risas, pocos llantos,  e intenciones a veces no tan claras.
Desde que se conocieron, aquel perdido en el presente, no pensó que eso sería importante, es más, le dio menos tiempo del que merecía, pero muchas noches pensando y sin dormir, preguntándose qué pasaría, porque nunca había hecho un viaje así, y no entendía nada.
El otro, que podemos decir que es particularmente espontáneo y difícil de describir porque no lo entenderías, fue distante, quedado, cariñoso, fugaz durante todo el viaje. Fue muchas cosas. Ellos fueron muchas cosas.
En medio de 550 días, de los cuales no llegan a un mes con todas las veces que se vieron las caras, estaban ellos. Primero, lanzados, luego temerosos, más tarde ausentes, y luego reunidos para despedirse de alguna manera.
Todo eso en algo así como un año y medio, con otros viajes en el medio, por eso las ausencias.
Lo importante es que cuando estuvieron ausentes, el espontaneo se acordaba y lo pensaba, y el perdido en el presente también lo recordaba, pero éste pensaba que era parte del pasado y que no lo volvería a ver.
Luego de distanciarse, ellos seguían recordándose, un día se invitaron, volvieron a verse, volvieron a viajar juntos.
Esta vez fue diferente, las cosas fueron más livianas aun así más sentimentales. Estaban juntos sólo cuando estaban juntos, pero eran almas libres el resto del tiempo.
La conciencia pesaba de a ratos, pensando si ambos actuaban con respeto o no. Y la moral jugaba con ellos cada dos por tres, porque sabían que había cosas que tal vez no estaban bien, pero no había nada que lo impidiese, nada explícito que los condicionara.
La locura que compartían los llevó lejos, por todas las estaciones del mundo, pasando por los diferentes climas de aquel, su único y último viaje juntos.
Eran perfectos para estar por momentos, eran el sueño hecho realidad de cualquiera, pero la magia se desvanecía cada vez que seguían con su vida, con sus dramas.
Ilusos ellos que pensaron que en algún momento el resto de sus vidas sería el momento eterno, poético y perfecto para nunca más dejarse ir. Conscientes y sin decir palabra alguna sabían,  su momento era sólo cuando estaban juntos.
Sus miradas y su complicidad para hacer locuras era algo que los caracterizaba, ellos eran felices en cada momento de ese viaje.
Largas charlas, horas incansables hablando de la nada misma. Rieron casi siempre, disfrutaron de todo.
Fueron arquitectos principiantes del sueño que quisieran tener juntos, anhelaban la vida perfecta, lejos de todo lo que ya conocían.
Se querían lo necesario, se extrañaban lo suficiente como para mantener andando eso raro que crearon juntos.
Mucho de lo que ellos quisieran contar, todavía no puede ser contado, no en este momento.
Sí en este momento, habían llegado al bosque blanco, todo se había paralizado.
Una decena de días antes de llegar a aquel destino, ellos se vieron por, quizás, última vez para ese entonces, y permanecieron admirando el paisaje por más de dos horas sin decir palabras, sólo abrazándose, queriéndose, despidiéndose tal vez. En un momento admiró cada detalle detenidamente, fijándose en la gente, el lugar, la arena, la luna, para recordar exactamente cómo era estar juntos. La temperatura era un poco baja, soplaba una pequeña brisa, y lo abrazaba y  lo besaba de tal forma que inconscientemente estaba preparándose para decir adiós.  
Ambos lo sabían, ambos lo ocultaban. Uno lo sabía con más certezas que el otro.
Llegaron al bosque blanco, al entrar en él ambos tenían que obligadamente irse por caminos diferentes, sin saber por cuanto, sin saber nada.
Se dejaron llevar por la nieve y arboleda del lugar, se dejaron perder, de alejaron cada día un poco más.
Luego de varios días dentro del bosque, recibieron noticias del otro. Ambos estaban bien, pero no pensaban volver a encontrarse, nadie menciono eso, se sentía en cada letra de los textos que se mandaban.
La frescura de sus conversaciones seguía siendo la misma, la distancia cada día era aún mayor.
Tendrían que atravesar ese bosque blanco, frío, tempestuoso, en pleno diciembre en latitudes del sur del mundo, solos, sin ayuda de nadie, sin certezas de nada.
Y sí, había sido su última vez, había sido su último viaje…

Quizás.

viernes, 9 de enero de 2015

Antiguos Romances, Amores Actuales

Como hacer, como poder controlar ese sentimiento que muchas veces no podemos. Enamorarse es algo que a veces no esperamos, no queremos, si queremos, no sucede o sucede y no sabemos qué hacer.
El tema es saber qué es lo que queremos. Arriesgamos todo por esto, vamos con cautela, dejamos que pasen las cosas, accionamos.
Apresuramos, charlamos, disfrutamos, que hacemos para saber si esto puede ser lo que funcione todos los días, de una forma tan perfecta donde existan las imperfecciones que puedan hacer crecer a ambos, donde quieran seguir, quieran comprometerse de la misma forma, con un mismo deseo.
Antes las cosas eran diferentes, las costumbres eran otras y la locura se mostraba en decisiones y acciones épicas, muy románticas.
Nos seguimos enamorando de formas inesperadas e insospechadas. En otros tiempos te enamorabas, te casabas y comenzaba tu vida junto a esa persona. La conocías conviviendo, veías sus mejores días y los peores también. Con todo que pudiera suceder seguían juntos. Otras veces estabas casado con alguien que no amabas, y eso era un martirio llevado a cabo gracias a los padres, o familiares.
Entonces, el amor siempre llega, he aquí lo épico, te enamorabas de otra persona, no de la que estabas casado.
Y qué es lo que debemos hacer, es una pregunta que nos atormenta. Un enamorado del amor arriesga todo, pero ya hemos tomado una decisión, ya estamos comprometidos, ya tenemos familia. Aun así es posible que dejaran todo, familias, maridos, esposas, fortunas sólo por amor.
Se escapaban, eran felices. Arriesgaban todo por ese amor.
Decisiones que traen consecuencias, y que hoy no son tan simples de tomar.
Reuniones,bailes, miradas, encuentros ocasionales que podrían durar meses, llegando a años. Y tal vez eso se desvanecía en el tiempo, o eso se hacía más fuerte; y es ahí donde todo podía pasar, donde un nuevo comienzo se podía dar.
Arriesgado, único y romántico, esos eran amores de otras épocas para algunos, no para todos, no para mí.
Amores actuales, son esos que dan miedo. Necesitan el no sé qué, que les de confianza para dar un paso más. Y no! no hablo de casarse, eso viene mucho después, años adelantes.
Sólo para ser novios, un título insulso debido a que lo que legitima el concepto es la acción, por ende no hay que esperar a nombrarse novios, hay que serlo.
Un día te das cuenta que haces, vivís, extrañas, quieres y quieres aún más con esa persona. Ya sos ese título temido por muchos, valorado por pocos.
Temen arriesgarse por el otro, dar más de lo que podrían llegar a recibir. Temen decir un te quiero, mezquinan decir un te extraño, evitan hacer saber que tienes ganas de ver a esa persona, tienes ganas de sólo estar juntos, no importa haciendo que.
Todos tenemos formas diferentes de amar. Es complicado amar cuando hay tanta inseguridad propia y de todo el entorno.
Ser decidido, saber lo que quieres, respetar tus decisiones y asumir consecuencias que no siempre no malas. Querer estar con alguien, hacer todo para estar con esa persona tiene lindas consecuencias.
Tenemos un romántico de la época de romeo y julieta viviendo en el siglo XXI, que combinación más rara.
Tal vez será el inicio de algo, tal vez no llegaremos lejos, no interesa, es  ir por todo. Amar de esa forma, ir por todo. Y no todos están dispuestos a eso.
Y están los ridículos que piensan que eso está mal. Ama de la forma que quieras, sin que nadie te diga cómo hacerlo.
Con el tiempo aprendes cuál es la mejor forma de amar, como hacerlo, hasta dónde y muy importante saber reconocer cuanto están dispuesto a dar por todo lo que vos quieres, propones y anhelas.
Sabiendo todas las imperfecciones del otro, conociendo sus mejores días, entendiendo sus peores, aceptando todo eso.
Lo importante es elegir día a día a esa persona, y superar juntos los obstáculos.
Si elegís alguien, para te acompañe toda tu vida, estás dispuesto a renunciar a cosas y a ganar otras. Esto es posible si ambos actúan de esa manera, sino se desgastara con el tiempo, y un día llegara el final. Trágico, acordado, violento, o sin ni siquiera un adiós.
No hay fórmula para amar, tienes que aprender, tienes que hacer lo que sentís. Puede haber caídas, desilusiones, tropiezos pero el amor siempre estará ahí, a la vuelta de la esquina.
Nunca dejes de creer en el amor, siempre me lo dije, en los mejores y peores momentos. El amor en sí mismo es hermoso, y si atraes a alguien para compartirlo es genial.
Te entiende, aceptas tus rayes, hacen locuras, se entienden, se respetan, confían; y la verdad que los adjetivos no alcanzan para describir que es, que se siente.
Sí, sabes que te enamoraste y estas en una situación única, compleja pero nunca olvides de disfrutarlo.
Durará para siempre, o terminará algún día, pero mientras tanto disfruta de cada momento.
Ser épico, tal vez  anticuado, un poco loco o a veces reservado, el amor es todo y mucho más.
Amores antiguos, romanticismo, formas actuales de enamorarse, costumbres, todo ha cambiado.
Lo que nunca pasará, siempre será vigente,  es eso que son más que varios sentimientos.
Te atraviesa, te cambia y quieres siempre estar en ese estado.
Es esa cosa de la que mucho se puede hablar y que, lo más lindo de todo esto, es que hay que vivirlo. 

jueves, 1 de enero de 2015

Hoy Veo Que Te Vas

Nunca te espere de la forma que fuiste. Comenzaste con muchas dudas, pocas certezas. Fuiste amable, benévolo, y cruel al mismo tiempo. Dejaste que me cayeras bien en los primeros meses, quise tantas cosas, me las diste, y me quitaste otras.
Me hiciste conocer mucha gente nueva, me hiciste conocer aún más a los que ya conocía.
Me hiciste soñar, me dejaste cumplir la mayoria de mis metas.
Me hiciste viajar, sin siquiera planificarlo. Me hiciste correr durante todo el año, me desafiaste, me dijiste que no iba a poder con todo lo que quería hacer. Te dije en todo momento que si iba a poder, y que en diciembre veríamos quien tenía razón.
Fuiste condescendiente conmigo en todo, pero me mostraste cuando estaba equivocado.
Me ayudaste a enfrentar mis miedos, tan simples pero tan importantes.
Con tu pasar, aprendí muchas cosas. Debo confesarte que crecí en muchos aspectos.
Pude amar, volar, soñar, reír, jugar, trabajar, viajar, llorar, perder, caer, volver a levantarme y seguir.
Me hiciste dar cuenta de muchas cosas,  enseñaste tantas.
Me preparaste de la mejor manera.
Me perdí, me encontré luchando, dando oportunidades.
Fuiste esplendido pero me dejaste caer desde muy alto.
Me atrevo a decir que fuiste el equilibrio perfecto, no el deseado, pero armónico. Tuviste lleno de todo.
Te recuerdo en cada momento que dejaste, todos me dejaron algo. Así sea uno lindo  o alguno que olvidar.
Cumplí 22, voy por los que siguen. Hiciste que me entere varias de las cosas que tienen los que vienen para mí. Dejaste en claro que voy a tener todo lo que quiera, que hay que luchar por ello y lo consigues.
Deje de hacer eso que no me convencía, estudiar algo que no quiero ser? Dejemos eso para los que quieren y saben. Sé que un título no me determina ser alguien, o quien quiero ser. La mentira del siglo, “Para ser alguien tienes que tener un título”, te ayuda mucho, es verdad, abre puertas, cualquiera que sea lo que estudies. Pero somos mucho más que un título, somos personas con mucho mas por dar, querer, aprender, soñar, arriesgar y crear. Todos tenemos nuestras elecciones, todas ellas con sus opiniones son respetables.
Disfrute todas tus estaciones, con todo lo bueno y no tanto que todas ellas tienen.
Y en un momento miré para atrás, desde ese primer recuerdo de la infancia, pasando todos esos años hasta hoy, y que cambiadas están las cosas, cuanto que crecí. Cuanto por agradecer, tanto recuerdo de cosas hermosas, tanto amor, cariño; cuantas amistades.
Y si en algún momento he dejado pasar el tiempo, hoy no se nota. Hoy estoy donde quiero estar, con quien quiero estar y mirando hacia donde quiero ir.
Un enamorado del amor, un loco, un soñador, donde no hay lugar para esquemas.
No recuerdo un solo día que sea igual al otro, fueron todas oportunidades para hacer las cosas de la forma única que quisimos. De que rutina me hablan? Conformistas y básicos, lo siento por la brutalidad de decir las cosas, verdades en fin.
Te disfrute mucho, aprendí que los momentos pasan y no vuelven. No tenemos que tener nostalgia, tenemos que disfrutar en el preciso instante que ellos suceden.
Que mayor libertad de hacer lo que uno quiere y lo que uno siente, una de las hermosas cosas que tiene esta vida.
Seremos como queramos ser recordados.
Que sería la vida, sin música, personalmente, me hace pensar, me lleva a nuevos lugares y me inspira escribir.
Deje muchos libros sin terminar, no llaman mi atención aquellos que no tienen nada nuevo para decir, que no tienen absolutamente nada que cuestionarte. No quiero palmaditas en la espalda, quiero desafíos, quiero cambios, quiero saber si realmente soy quien pienso ser, defenderme hasta el último aliento.
Quiero seguir siendo lo bueno que tengo, y dejo ir todo aquello que ya no sirve, que no quiero ser. Sigo reinventándome siendo la misma persona. Paradójico y complejo, simple pero a la vez complicado. Varios dicen que tengo eso de ver tan simple, siendo muchas veces tan complejo.
Me di cuenta que las cosas importantes de la vida no son muchas veces las que piensan, creen y sostienen las multitudes.
Hoy te vas porque ya no tienes nada más que hacer acá,  y con mis ganas, están todos aquellos que me extienden la mano para levantarme y seguir.
Limpio, dejo ir todo eso que viene de todos los tiempos, ordeno, y hago espacio para todo lo bueno que viene, la felicidad.
Vuelvo a soñar, vuelvo a planificar, vuelvo a querer muchas cosas. 
Fue necesario, también fue un placer.
Sos los mejores recuerdos que atesorare por siempre, todos pasando ahora mismo en flashes.
2014 me descubriste, perdiste y volviste a encontrar.
Adiós, good bye, adeus,  au revoir!